
Desde su invención en el siglo XIX, las máquinas tragaperras no han parado de evolucionar. Pese a que su dinámica de juego se ha mantenido inalterable, lo cierto es que sus símbolos, temática, e incluso tamaño, han ido siendo modificados con el paso del tiempo. Una circunstancia que ha servido, decisivamente, para que se haya consolidado como uno de los juegos favoritos de muchos aficionados al mundo del casino.
Es evidente que otro de los cambios más importantes que han experimentado los slots con el avance de los años ha sido el del funcionamiento de sus carretes. A ese sistema inicial de engranajes y palancas que se conoció hace dos siglos, le ha acabado sustituyendo un sistema generador de números aleatorios y una dinámica virtual. Es evidente que esto último ha estado especialmente condicionado por su salto al entorno en línea.
En cualquier caso, como vemos, la evolución ha sido bastante destacada. Eso sí, no ha sido ni mucho menos tan directa como estábamos mencionando anteriormente. Para ir de ese sistema inicial al actual, ha habido numerosos pasos intermedios durante diferentes épocas.
En este texto vamos a explorar cómo han sido esos avances, cómo fueron implementados y hasta que año estuvieron vigentes.
La Liberty Bell y el origen de los slots
En 1895, Charles Fey creó en San Francisco (Estados Unidos) la primera máquina tragaperras de la historia. Su nombre fue el de Liberty Bell, por las campanas que aparecían como símbolos junto a corazones, diamantes, espadas y herraduras. Esta primera invención usaba carretes mecánicos con tres tambores giratorios.
Todo funcionaba a partir de un sistema de engranajes, resortes y una palanca lateral, de la que el jugador tenía que tirar para accionar el movimiento de los carretes. A partir de ahí, un freno interno hacía el resto. Si la combinación de símbolos era correcta, se activaba un mecanismo de pago automático.
Este funcionamiento tan simple fue clave para el éxito del juego. De hecho, este sistema sirvió como base para los que vendrían posteriormente.
La llegada de la electromecánica
Ya en el siglo XX, alrededor de los años 60, las tragaperras incorporaron componentes eléctricos y motores electromecánicos. Para el recuerdo quedará siempre la máquina Money Honey, que lanzó Bally en 1964.
Se mantenían los carretes físicos, pero el giro y el freno empezaron a ser accionados por circuitos eléctricos. Esto hizo que el control sobre los carretes fuese mayor, pero también dio pie a más combinaciones de símbolos, y la introducción de luces, sonidos y mejores pagos automáticos.
La electromecánica sirvió para que se introdujesen las primeras funciones de bono y multiplicadores en este juego.
El mundo digital y la electrónica
Ya en los 80, nacieron las tragaperras electrónicas. En muchos casos, los carretes físicos desaparecieron, dando paso a las pantallas de vídeo en las que se simulaba estos elementos y sus símbolos. Fue lo que se conoció como video-slots.
Todo era simulado por un software, que incorporó también un Generador de Números Aleatorios, un algoritmo para determinar de forma impredecible y justa los símbolos que tenían que salir en cada giro.
Esta innovación eliminó un montón de limitaciones a nivel de tamaño. Se pudieron hacer símbolos más grandes, más carretes, más líneas de pago y mayor número de bonificaciones interactivas. Fue el nacimiento de las máquinas 5×5 o 6×6, que pronto conquistaron el corazón de los usuarios de este juego.
Internet y el último paso
El salto de los casinos físicos al mundo online trajo consigo, como no podía ser de otra manera, nuevos cambios en términos de creatividad y tecnología. Incluso, podríamos llegar a decir que juegos como los slots han pasado de ser una simulación de las máquinas físicas, a convertir en videojuegos de azar totalmente independientes.
Los carretes actuales son virtuales, con un funcionamiento totalmente aleatorio, pero con motores gráficos avanzados, sonidos envolventes y animaciones únicas. Es como ver una experiencia multimedia.
Se ha dado pie a diferentes tipos de carretes. Los hay de “cascada”, que eliminan combinaciones, permitiendo la caída de nuevos símbolos sin necesidad de pagar otra tirada; “expansivos”, donde los símbolos cambian en cada giro y se generan miles de combinaciones posibles; e incluso de “gamificación”, donde forman parte de narrativas con misiones, logros o niveles, al estilo de un videojuego.
Incluso el Big Data ha empezado a entrar en juego, personalizando los giros al comportamiento de los usuarios. Eso sí, en ningún caso se ha eliminado el componente aleatorio del resultado.
Un futuro por descubrir
Visto la evolución en apenas 130 años, todo hace indicar que los slots seguirán sorprendiendo en cuanto a innovación en los próximos años. Una mecánica simple como la que inventó Fey ha acabado siendo protagonizada por algoritmos, inteligencia artificial y diseño digital.
Con todo, elemento más importante de este título, como es la aleatoriedad que da emoción al giro, no ha desaparecido. Eso es lo que sigue conquistando a muchos usuarios, que se mantienen, sea cual sea la tecnología que se use, como amantes absolutos de los slots.