El esquí no es uno de los deportes más extendidos en nuestra sociedad. Primordialmente, porque no disponemos del mejor clima para hacerlo asiduamente. No obstante, en aquellas zonas donde sí es posible iniciarse en esta práctica surgen una serie de preguntas, tales como la edad de comienzo, qué abrigos niña o niño son más recomendables o qué materiales son necesarios.
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No es fácil dar una respuesta exacta a una cuestión tan compleja y variable. Los niños que están al comienzo de su vida necesitan desarrollarse personalmente, adquiriendo habilidades como la psicomotriz o el equilibrio. Estos factores son esenciales para que alguien pueda realizar esta práctica, indiferentemente de su edad.
Muchos estudios apuntan a que alrededor de los cinco años se desarrollan las habilidades psicomotrices. Esto hace que los 5 años sean un buen punto de partida a la hora de llevar a un niño a esquiar. Aun así, no son pocos los casos de menores en estaciones de esquí donde se desenvuelven correctamente.
Por ello, a partir de los dos años es posible visitar estos lugares para que los niños vayan acostumbrándose a la nieve. Al principio se convertirá en una actividad tranquila y descuidada. Se pueden optar por usar trineos u otros materiales similares.
Será cuando el menor cumpla los 4-5 años cuando se debería dar un primer contacto con los esquís. Una práctica que podrán realizar en los conocidos como jardines de esquí, un área especial para los más pequeños.
A partir de los 5 años, este deporte podrá llevarse a cabo de forma más formal acudiendo a escuelas de formación. Serán los profesores los que desempeñen un papel muy importante aquí. Adquirir un buen movimiento o equilibrio resulta difícil para cualquier aspirante y más cuando son tan pequeños.
Un profesor podrá ayudarle en todo y enseñarle a como desenvolverse en la pista. Si la idea es iniciarlo en este deporte durante toda su infancia y pubertad, necesitará abrigos niña o niño apropiados. Además, claro está, de cualquier otra prenda o material que aconseje el especialista.
Una experiencia que cualquier niño agradecerá en un futuro
Esquiar no es como jugar al fútbol o al baloncesto, su práctica no está tan extendida. Es por este motivo que realizar este deporte llama mucho la atención. Por ello, llevar a un niño a la nieve puede ser el comienzo de una gran pasión.
Será vital que vaya bien equipado para que esa experiencia no se quede en un mal recuerdo. Aunque la nieve es muy sorprendente y divertida, sus efectos para el cuerpo humano no son leves. Se necesitan gafas de sol, botas, guantes, casco, un buen abrigo, orejeras e, incluso, una placa identificativa.
Si el menor llegase a perderse, esta placa sería el salvoconducto perfecto. También es obligatorio el uso de crema solar de alta graduación. La temperatura de la nieve puede abrasarle la piel si no va bien protegido. ¡Y eso es todo!