Historia, arte, museos, teatros, patrimonio… La ciudad de la luz del levante español irradia cultura.
Alicante es un destino para soñar despierto. Solo su nombre evoca vacaciones, sol, playa, relax, disfrute, fiesta, ocio… y todo con el Mediterráneo como telón de fondo. Sin embargo, conviene reivindicar también su gran legado cultural acumulado durante siglos de historia para ser justos con los atractivos de una ciudad que irradia saber y cultura en cuanto uno despliega su mirada.
Hay excelentes guías turísticas que nos van a acompañar por los espacios más célebres de la capital alicantina. Las hay muy completas, pero hemos seleccionado, por su exhaustivo contenido, la de Barceló Experiences, donde encontraremos todo lo que hay que visitar en Alicante, desde la playa al interior, sin olvidar su deliciosa gastronomía. Además, nos permite ampliar nuestro campo de visión y adentrarnos por la provincia de Alicante, para descubrir destinos tan célebres como Benidorm, Denia, Calpe, Jávea, Altea o el encantador y elevado pueblo de Guadalest.
Una ciudad con pedigrí histórico
Pero nosotros nos vamos a detener en su historia y su cultura, que no son tan divulgadas como sus playas y fiestas. Porque basta contemplar su monumental castillo de Santa Bárbara, conocido con el sobrenombre de “la cara del moro”, para descubrir que estamos ante una ciudad con pedigrí. De hecho, se han encontrado restos arqueológicos de la Edad del Bronce, ibéricos y de la época romana, aunque el origen de la fortaleza alicantina data de finales del siglo IX, en plena dominación musulmana.
Este histórico castillo ha sufrido los embates de numerosas guerras y acciones bélicas, la última en 1873, cuando la fragata Numancia lanzó sus proyectiles sobre la ciudad y su castillo. Y durante la Guerra Civil española sirvió de prisión, primero para los seguidores del bando nacional y después para los afines a la Segunda República. Hoy todavía se pueden apreciar los escritos y grabados de aquellos reclusos en algunas zonas del castillo.
Ruta por sus edificios singulares
Hay que ponerse a andar con los ojos bien abiertos para descubrir la peculiar arquitectura de Alicante, con construcciones tan singulares como el Edificio Carbonell, la Basílica de Santa María, la Concatedral de San Nicolás de Bari, el Edificio de Correos o el mismísimo Ayuntamiento de la ciudad. Son espacios que hay que descubrir, y si es posible inmortalizar en imágenes, para decir que uno ha estado en Alicante, ya que su casco histórico acumula un impagable patrimonio monumental e histórico.
Sólo hay que ir a la Explanada de España para toparnos con la majestuosa Casa Carbonell, una construcción de 1925 que presenta elementos singulares del modernismo valenciano, que tanto abunda en la vecina localidad de Alcoy. Se llama así porque fue un encargo del empresario textil Enrique Carbonell y, para quien no lo sepa, hay que recordar que el mismo año de su inauguración un hidroavión argelino colisionó contra la cúpula del edificio, en un accidente que provocó la muerte de los dos tripulantes y la destrucción del remate de la cúpula.
La iglesia más antigua de Alicante
Toca acercarse ahora hasta la iglesia más antigua de Alicante. No es la concatedral, sino la basílica de Santa María, construida entre los siglos XIV y XVI sobre los restos de una antigua mezquita. Este templo sufrió serios daños durante la Guerra Civil española y perdió, entre otras muchas joyas, su órgano, su pila renacentista y muchos de sus altares. Sin embargo, pudo salvarse una imagen gótica en piedra que representa a Santa María y la talla de los Santos Juanes realizada por Rodrigo de Osona, además de incunables del siglo XIII en adelante.
Muy cerca de esta basílica, en la plaza Abad Penalva, se halla la Concatedral de San Nicolás de Bari, también edificada sobre los restos de una mezquita en el siglo XVII, aunque su claustro, realizado en estilo gótico valenciano, data del siglo XV. Fue construida por un discípulo de Juan de Herrera y cuenta con el órgano más antiguo de la Comunidad Valenciana. Hay que recordar que San Nicolás es el patrón de Alicante y que cada 6 de diciembre se celebra, en su honor, una misa solemne y una procesión por las calles de la ciudad.
De Correos al Ayuntamiento
Hay que llegar a la plaza de Gabriel Miró para descubrir el recién restaurado edificio de Correos, proyectado en 1916 por el arquitecto Luis Ferrrero, fundamentalmente en vidrio y granito, y concluido en 1920, con una fachada flanqueada por dos torres excesivamente decoradas. Y, por último, nos podemos detener en el singular edificio que hoy alberga el Ayuntamiento de Alicante, un palacio barroco del siglo XVIII con torres en los extremos y dividido en tres plantas que cuenta con la calificación de Monumento Histórico Artístico desde 1961.
Hay muchos más edificios singulares que bien merecerían una visita en nuestra ruta arquitectónica por Alicante, como el Castillo de San Fernando, el Convento Canónigas de San Agustín, el edificio de la Diputación Provincial de Alicante, la ermita de San Roque, la Lonja del Pescado, el Mercado Central, el Monasterio de la Santa Faz o los palacios del Portalet, Gravina, Maisonnave o Llorca. Con sólo citarlos, nos podemos hacer una idea de la riqueza monumental de Alicante.
Grandes museos y teatros
Y eso sin citar los grandes museos de Alicante, como el Museo Arqueológico, el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, el Museo de la Ciudad o el Museo de Bellas Artes Gravina. O sus teatros, con el Principal a la cabeza, este último ubicado en un edificio de estilo neoclásico levantado en piedra arenisca trabajada en sillares a mediados del siglo XIX.
Todo este legado cultural y patrimonial sería suficiente para atraer y sorprender gratamente a cualquier viajero, quien podrá completar su experiencia con una caminata por el Paseo Marítimo, un chapuzón en la playa o un buen homenaje gastronómico, en el que no puede faltar la paella alicantina. Pero eso después de darse un magnífico atractivo baño de cultura.